Fuimos náufragos de un tiempo
perdido,
perdido,
llegábamos a la isla después
de la tormenta,
de la tormenta,
cuando la oscuridad se aliaba
con el mar,
con el mar,
y las olas tomaban los cuerpos,
mar adentro.
mar adentro.
La madrugada nos sorprendió,
tendidos en la arena tibia de la playa.
Desconcierto, desencanto, melancolía
y temor,
y temor,
y los recuerdos perdidos en el mar.
Poco a poco fuimos experimentando
sensaciones desconocidas,
en un paraje que nos ofrecía todo
aquello que realmente necesitábamos.
aquello que realmente necesitábamos.
Y en poco tiempo, dejamos de ser náufragos.
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